Oler a lujo sin gastar como un jeque

5/14/20251 min leer

a bottle of perfume sitting on top of a red ribbon
a bottle of perfume sitting on top of a red ribbon

“Te voy a contar una historia sobre el poder de oler caro… sin pagar lo caro.”

Hace unos meses, un colega vino a una fiesta en Valencia. Nada del otro mundo: piso alto, luces cálidas, música de fondo y gente guapa. Pero no fue su camisa de lino ni su belleza natural lo que hizo que todas las miradas se giraran. Fue el rastro que dejó al pasar.

Una mezcla intensa, misteriosa, como si todas luces del club apuntaran a él.

Cuando se unió al grupo de colegas, alguien le preguntó:
—¿Llevas Interlude de Amouage?
—No, hermano… —respondió con media sonrisa— es un perfume árabe de 25 pavos.

En ese momento me explotó la cabeza.

Porque, a ver, ¿y si te dijera que el 80% de los perfumes de “firma” que valen 200 pavos tienen un hermano gemelo árabe que cuesta 10 veces menos y huele un 30% más potente?

No te hablo de copias baratas. Te hablo de equivalencias que se inspiran en la fórmula, pero la llevan más allá. Son como versiones underground, más atrevidas, más densas.
¿Te mola Sauvage? Pues Shaghaf Oud te da ese rollo salvaje, pero más especiado, más hombre de guerra.
¿Fan de La Vie Est Belle? Entonces Raghba te va a parecer un postre árabe servido en una noche de verano.
¿Eres del club Bleu de Chanel? Prueba Al Fares y dime si no huele como el jefe de los jeques.

La gracia está en que nadie lo lleva. Son perfumes que no encuentras en Sephora, ni en los aeropuertos. Son armas secretas de los que saben. Los que entienden que un perfume no se trata solo de oler bien.
Es de entrar en un sitio y que la gente sienta algo sin saber por qué.

Y ahí es donde los árabes te dan lecciones. Porque en su cultura, el perfume no es un accesorio. Es identidad. Es poder. Es memoria viva.


Así que la próxima vez que alguien te diga:
—Qué bien hueles, ¿qué llevas?


Tú decides si lo cuentas… o si lo dejas en misterio.